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Con los movimientos correctos, ayudamos también a alisar el rostro, prevenir arrugas, potenciar la circulación de la zona trabajada y eliminar la hinchazón o signos de cansancio, mientras que si lo hacemos en sentido contrario al recomendado, podemos lograr el efecto opuesto.
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Usar este tipo de materiales ayuda a potenciar el masaje, canalizando las propiedades de cada piedra. Por lo tanto, no será lo mismo emplear unas piedras que otras, puesto que cada material tiene unas propiedades que estimulan la piel de manera distinta, mientras que la forma de rodillos y escultores Gua Sha, nos ayuda a poder realizar diferentes maniobras donde no hay acceso con las manos o no se llega de la misma forma.
Si lo que buscamos es un masaje drenante o circulatorio, irá en el sentido de la linfa para favorecer su movimiento; y si es reafirmante, trabajemos contra la gravedad, haciendo que el tejido y la musculatura suban.
Pero independientemente de cuál sea nuestro objetivo, hay un orden determinado que debemos seguir al realizar el masaje, algo que tendríamos que respetar siempre (incluso cuando nos aplicamos la crema con las manos) para lograr los mejores efectos. Aunque podemos realizar distintas secuencias además de la aquí indicada, se debe ir subiendo y no bajar de zona para mantener el volumen de los tejidos.
1.- Cuello, siempre de manera ascendente
2.- Mentón: Desde la barbilla a las mejllas.
3.- Pómulos: desde el surco nasogeniano a la sien, de manera ascendente y oblicua.
4.- Contorno de ojos: en dirección ascendente, realizando fricciones cortas en las zonas de arrugas.
5.- Frente: en dirección ascendente desde la ceja al nacimiento del cabello y de dentro hacia afuera. Con fricciones cortas y profundas (verticales y horizontales) sobre las arrugas.
Las repeticiones en cada zona deben realizarse hasta conseguir una activación de la piel, cuando se aumenta el riego sanguíneo y, por tanto, aumenta la temperatura de la zona, y se harán más pasadas en las áreas donde queramos obtener una mayor mejora. Respecto a la fuerza con la que realizamos el masaje, es ideal hacerlos intensos y potentes para que activen bien la circulación y la musculatura.
Es imprescindible realizar este tipo de masajes acompañandos de algún producto de nuestra elección “para mejorar el arrastre”, ya sea una crema hidratante, un aceite facial, una mascarilla o un sérum. El masaje, al estimular la circulación y activar la piel, siempre va a potenciar las propiedades del producto.
Teniendo en cuenta su poder de potenciar cualquier cosmético que utilicemos, además de las bondades que tiene en sí mismo el hecho de masajear el rostro y el frío que aporta la piedra, no cabe duda de que fácilmente se podría convertir en un imprescindible de cualquier rutina de belleza. Estamos listas para añadirlo al número de pasos que están incluidos en nuestro ritual. Eso sí, mientras que de manera diaria este momento será más breve, en nuestro día de cuidados intensos, como un domingo de mascarilla, recomendamos hacer un masaje de 20-30 minutos a la semana para mantener los efectos visibles.